Buen día,
Y nada de hablar del tiempo, que me han llamado la atención. Un amigo:
-Sólo hablas del tiempo, del sol, la luna y esas cosas.
Vale. Y por no acusarle de falta de comprensión lectora, cambio de tercio.
Esto, ya imaginarán, no es garantía de que les vaya a contar algo interesante, más bien lo contrario; pero qué mayor satisfacción que contentar a un amigo. Bien es cierto, ya lo adelanto, que la última vez que seguí un consejo suyo me enemisté con el alcalde y todas las fuerzas vivas del municipio. Nada importante, dicho sea sin ironía. Más cierto es que mi seguimiento fue voluntario; y más cierto, si cabe, que mi amigo tenía razón. Y aún la tiene.
Llegado a este punto, delicadísimo punto que si lo sobrepasas te dejan de leer por aburrido, se habrán dado cuenta de que no he contado nada de interés universal. Todo lo contrario, he utilizado este espacio que graciosamente nos cede Qué.es!, para asuntos propios. Y que, como ven, no es más que saludar a un amigo que siendo alicantino no es de Aquino, aunque su nombre lo pida. Y por otros talentos tiene el de ser cofrade convencido y activo -jefe de nazarenos, si no ha dimitido- y amigo de sus amigos.
Y para terminar, un riesgo. Mi amigo, que se gana la vida honradamente con una pyme bajo el brazo y que bordearía el hambre si tuviera que procurarse las lentejas con sus dotes diplomáticas, me dirá, sin compasión, si está de acuerdo o no con este escrito. Pero la verdad, ¡a mi plim!
Sin más, feliz día.
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