Hace cuarenta y un años, a las 22.56 hora de Houston -sin problemas-, Neil Armstrong pisa la luna, le sigue Aldrin. Collins se quedó de guardia en el cohete con el motor en marcha. No hay pruebas de que el hombre hubiera llegado a la luna con anterioridad. Ni después. ¿Ese día sí?
¿Llegó de verdad, estuvo el hombre en la luna de verdad?
Parece que sí. Yo hubiera preferido que se descubriese que no. Me apetece más la conspiración.
Que sí, que sé que los viajes al espacio abrieron la investigación científica y aceleraron descubrimientos de uso diario. Como la Formula 1. Pero me hubiera gustado comprobar que sí se puede engañar a todos todo el tiempo.
Lincoln, Don Abraham, dijo que no se puede.
"Se puede engañar a algunos todo el tiempo y a todos algún tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo"
Claro que si se descubre que la llegada a la luna fue una farsa cesaría el engaño y Don Abraham volvería a tener una razón que nunca perdió.
Un lío. Mejor creer que se llegó, aunque yo confíe en que no. Por la vida, puro teatro.
Anuncian descenso de temperaturas. ¡Pues vaya!
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