viernes, 24 de septiembre de 2010

24 de septiembre de 1810, Isla de León

Todo empezó el 24 de septiembre de 1810.

Aunque si afinamos, tenemos que remontarnos al 19 de julio de dos años antes, cuando le dimos de collejas a los franceses en Bailén y teníamos de Rey a José Bonaparte, más conocido como Pepe Botella y por ser el hemanísimo de Napoleón. Ojo a este dato, el del Rey botella.

Con anterioridad a la batalla de Bailén se habían creado unas Juntas Locales y Provinciales de Defensa con el objetivo de defenderse de los franceses y dotar de autoridad y poder a un país que se lo negaba al Rey Bonaparte, vamos que pasaban del Rey gabacho. Después de la batalla de Bailén, y con el ego subido,se creó la Junta Central Suprema, la que más mandaba. Y como el mando se demuestra mandando, la Junta Central ordenó la celebración de Cortes Extraordinarias y Constituyentes pasando olímpicamente del Rey, el único que tenia potestad para mandar una cosa así de gorda. El hermanísimo se cabreó, claro, pero a los otros les daba lo mismo y fueron las Juntas Provinciales las que eligieron a los miembros de las Cortes. Cortes que se reúnen en San Fernando, tierra de Camarón y de Niña Pastori y uno de los pocos sitios limpio de franceses. Luego, cuando acabó el asedio de Cádiz, se mudaron a la capital.

Portada de ABC en el primer centenario de las Cortes de Cádiz reunidas en San Fernando.

Fue en San Fernando -entonces, isla de León- donde comenzaron a currar sus señorías. Y empezaron valientes: el primer día aprueban un decreto por el que adoptan el principio de la Soberanía Nacional, cargándose de un plumazo el "antiguo régimen" y poniendo los cimientos de la modernidad. Los trabajos siguieron en Cádiz y el 19 de marzo de 1812 se aprueba la Pepa, la Constitución de Cádiz.

Lo que pasó después con el regreso de Fernando VII es para llorar, pero no hoy, hoy es una jornada de gozo y alborozo.

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¡ESTOS ESPAÑOLES ESTÁN LOCOS!

Locos o es que la historia se cuece con subidones y caídas de calores. El caso es que las Cortes promovidas por la Junta Central, un organismo que tenía por objeto combatir al invasor francés, sancionan la Soberanía Nacional y adopta los principios de la Revolución francesa, los principios del invasor. Echamos a los invasores a gorrazos pero nos quedamos con sus ideas, parecía ser la consigna de los ilustrados liberales que tenían la mayoría en las Cortes. Es lo que va del patriotismo al nacionalismo: los primeros piensan en mejorar su país aun a costa de copiar a sus enemigos, y los segundos piensa que su país es inmejorable y todos los demás son enemigos.

Sea como fuere, lo cierto es que aquellos españoles fueron unos patriotas y actuaron con la sana intención de modernizar España. Luego vinieron los desengaños.

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