-No creo que Thomas lo supiera, Jota. Lo que tienes que hacer es demostrar tu temple y sacar adelante el dinero que he invertido.
-Don Jota -terció Lola, la camarera del Búho Bizco-, Margarita tiene razón, Thomas no tenía ni idea de que el FBI iba a intervenir la gramola, y mucho menos de que Rajoy mantendría la prohibición de fumar en los bares.
Jota cogió el traspaso del Búho Bizco con dinero prestado por su acaudalada empleada Margarita Ricchi cuando Thomas Garrafón se trasladó a la Carrera de San Jerónimo a regentar el bar de las Cortes. Jota calculó que el nuevo Gobierno levantaría la prohibición del tabaco y facilitaría la iniciativa de lo que ahora llaman emprendedores; eso, al menos, le aseguró Garrafón. Grave error. La prohibición siguió; el Madrid, equipo de la mayoría de los clientes del Búho, continuó perdiendo frente al Barsa y el FBI practicó una redada mundial para acabar con la música pirateada. ¿Y dónde coño compro música legal si en esta mierda de pueblo no hay CorteInglés?, se preguntaba Jota mientras los miembros del departamento de estupefacientes del FBI rodeaban la gramola fusil en mano.
-Digáis lo que digáis, chicas, esto no es lo que parecía
-Un par de añitos, Jota, dos años y verás como esto mejora. Por cierto, he de subirte tres puntitos los intereses del prestamo
-¡Margarita, que soy tu jefe!
-Lo sé, Jota, lo sé, pero el FMI nos ha augurado dos añitos de ir con la lengua fuera, y eso se paga
-Querrás decir que lo pago
-Más te vale, jefe.
Las dos mujeres y el nuevo dueño del local dejaron escapar un suspiro y una lagrimita cuando los muchachos del FBI pasaron junto a ellos cargando con la gramola y su última canción...
Y es que, después de ver infinidad de series de menos de 72 minutos protagonizadas por el FBI, ahora nos hacen sentirnos como delincuentes.
Sinceramente, creo que deberíamos de exigir la aplicación "habeas corpus" y que nos personasen a todo el planeta Tierra ante el juez.
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