lunes, 30 de abril de 2012

Una ronda de Raki


El inspector G. entró contento y dicharachero al Búho Bizco. Unos pasos atrás le seguía Margarita Ricchi. Rostro sonrosado, blusa con apertura primaveral y sonrisa contenida. Hola chicos, les saludó Jota desde detrás de la barra mientras departía con Goran. Inspector y secretaria miraron con sorna a Jota y, sin pronunciar palabra, ocuparon la mesa del rincón. Jota miró a Lola, la camarera, y con un movimiento de cabeza le indicó que atendiera a la pareja recién llegada. 

Y Jota le sirvió otra copa de Raki a Goran

-¿Morriña, Goran?
-Eres buen amigo, Jota. Has traído Raki para mi y eso no lo olvida un exmafioso albanokosovar. ¡Eres grande, amigo!
-Déjate de pamplinas y dime qué te pasa.
-No se te resbala una, mi amigo. Pues verás, Jota: ayer noche vi documental en la 2; como película sin buenos ni malos ni chico besando chica, ya sabes. Eso. Pues era sobre nosotros los albanokosovares. Grandes lágrimas caían de mis ojos de hombre...

El inspector G aprovechó un viaje de Ricchi al baño para acercarse a la barra, junto a Goran. Miró la botella de Raki, luego a Goran y finalmente a Jota: quiero un chupito de esto, ¿puede ser? Jota miró a Goran, este levantó los hombros y el tabernero llenó un chupito para el inspector



-Está rico. ¿Os ha dado ahora por licores exóticos?
-Lo traigo para Goran, lo toma cuando se pone nostálgico. Hoy toca.
-Algo no cuadra, Jota. Goran dice que es albanokosovar y esto -señalando la botella de Raki- es turco.
-Tú no tener puta idea, inspector. Los turcos apropiaron bebida nuestra, eso es lo que pasa.

Margarita Ricchi recogió su bolso de la mesa vacía sin detenerse y se acercó hasta el inspector G

-Gracias, inspector, pero ya le digo que no corro peligro. Ni siquiera tengo acento argentino. Y aunque lo tuviera, España no es Argentina. En España, el nacionalismo solo es un sentimiento residual de las regiones.  Nadie me va a hacer un feo por culpa de la Fernández. Además, tengo a Jota como socio-jefe, ¡quién dijo miedo!


Plinio Del Sol tiene sus cosas, sus pinceladas. Aquí, una

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miércoles, 18 de abril de 2012

El sabor de un beso

Del Baúl de los Post. Una historia que me contaron. O conté. Un sueño en una noche de primavera




Lola disponía los servicios para los primeros cafés de la mañana cuando entró Jota
-Muy temprano,  jefe. ¿Café sólo y corto?
-Manzanilla, Lola. No quiero perder el sueño.
-¿Eh?
-Un sueño, Lola, no lo quiero perder. Vale, te cuento rápido.



Ha sido esta noche, poco antes de despertar, de madrugada. No distingo bien quién me acompaña, un amigo, o un socio de una sociedad inexistente. Alguien. Subimos, un ático creo. La recogemos y bajamos con ella, una mujer, por la escalera. Nos retrasamos, ya solos la acorralé en un rincón de un tramo de la escalera, le cerré el paso con un palo largo. Me miró, recuerdo sus ojos:  brillantes, penetrantes, juguetones. Apartó el palo y me retó con sus lábios húmedos y una sonrisa silenciosa. Unimos nuestros cuerpos; ella contra la pared, yo apoyado sobre ella. Era, su cuerpo, confortable; estaba, su cuerpo, ardiendo. Las bocas se buscaron.




Fue entonces, cuando nos besamos, el momento en el que supe quién era. Un beso, si es de verdad, no se olvida.

He despertado después del beso -por una vez los sueños han respetado mi momento de gloria- y no he sabido ponerle nombre al rostro, ni siquiera rostro a esos labios, a esos ojos. Pero el beso tenia, tiene, nombre de pasado. Un beso, si es de verdad, no se olvida. El beso le ha puesto nombre a los labios, a los ojos.

Ahora sé de quién es el beso furtivo, clandestino...sincero. Un beso de verdad, con sabor. Con un sabor que no se olvida.



-Es por eso, amiga mía, que no quiero perder el sueño.
-Ummmm...uno de esos besos que retornan por primavera, cuando el sol empuja a la noche y el calor al frío.
-Es el beso de un ayer.
-Esos besos no caducan, te lo digo yo, Jota. ¿Sigues queriendo manzanilla?
-Me siento extraño, creo que es mañana para un chupito de Jack Daniel´s
-Uno para ti y uno para mi. Y chin-chin, por los besos que regresan cada primavera
-Por el mañana, Lola, brindemos por un mañana con los besos del ayer.


Nunca se brindó tan temprano en el Búho Bizco.


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miércoles, 11 de abril de 2012

Naco

A las tres y media de la madrugada del Domingo de Resurrección me despierta la niña: el gato Naco ha dejado de respirar. Acababa una agonía que duró todo el Sábado de Gloria.

El gato Naco era una gato de interior: educado, discreto, limpio e inteligente. No era la alegría de la huerta, cierto; tampoco era muy mayor, cuatro años. Conquistó a la niña, tanto que ella se quedo, acurrucada para no molestar, a sus patas. Hasta que murió.

A la mañana siguiente, temprano, mientras la Virgen se "encuentra" con su Hijo resucitado, la niña me acerca una azada: porfa -me dice- cava un hoyito, hay que darle tierra. Le dimos tierra.

A la hora del ocaso, como quien no quiere, me acerco al "hoyito". Hay flores, unas margaritas amarillas sobre la lapida que dejé caer para saber dónde. Tuerzo el gesto, no lo puedo evitar.

He sorprendido a la niña mirando absorta el lugar donde Naco, el gato Naco, solía. Tuerce el gesto, no lo puede evitar.




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jueves, 5 de abril de 2012

Saeta

Solo tres minutos y medio.



El calendario tiene sus protocolos. Aquí esta. Pero no solo; es que me gusta. Y la estética de la fecha.

Serrat, que inicia. Y Camarón. Tomatito a la guitarra. Ojo al coro, hacia el final.
 Cabe más sentimiento, pero no hoy.


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martes, 3 de abril de 2012

Semanosantero, por la estética


No soy actor y me gusta el teatro; no soy escritor y me gusta leer; no soy panadero y me gusta el pan, ni vinatero y me gusta el vino, ni mujeriego y me gustan las mujeres...entonces, digo, pregunto yo, ¿ por qué no me va a gustar la semanasanta sin ser creyente? 


De niño estuve entre curas, lo que sin duda explica mi descreimiento y sus formas: sin aristas, sin pasión, dulce. Falta de fe para el sí y para la negación. Un melancólico medalomismo. Y en estas, crac-crac, llega la Semana Santa y, como cada año, se me abre la boca, abro los ojos. Qué de gente se moviliza, y gratis y sin subvenciones. España entera se convierte en un gran escenario donde cientos de miles de anónimos -anonymous, estos sí- se lanzan a las calles de todos los pueblos de España, rostro cubierto y paso corto. Discretos, mimosos. Al hombo, a hombros una imagen. Y música de trompetas y tambores. Y silencio. Y luces de cirios y sombras lentas. Voces, ¡al cielo!, lágrimas sentidas. Convivencia y respeto.

No es necesario creer, basta con ver. Con estar.


Es eso, la estética, lo que me cautiva de la semanasanta. Y su luna, siempre llena






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