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Querido Jota (y van tres):
Ya te conté, amigo mio, que mis líquidos fueron donados al laboratorio del Centro de Salud local para que investigaran las razones de mi insultante salud. Pero como la envidia ha llegado silenciosa a éste pequeño pueblo y no hallando lo que me dijeron que buscaban, me citó nuevamente el médico. Nos reunimos en su despacho y me anunció solemnemente que estaba excedido de colesterol del malo y andaba escaso de colesterol del bueno. Yo, no él. ¡Pues vaya capricho! Más pastillas. Y nueva cita.
La nueva cita, amigo Jota, ha sido para implantarme una muñequera en la parte del brazo donde luzco el bíceps. Brazo izquierdo. La almohadilla, bien sujeta, tiene como misión medirme la tensión, quiera yo o no quiera, cada veinte minutos durante 24 horas. Imagino, amigo del alma, que alguna vez te han tomado la tensión. Efectivamente, te colocan un manguito y lo hinchan hasta que sientes que el brazo te va a estallar. ¿Estás situado?, pues eso mismo cada veinte minutos durante 24 horas, noche incluida. Todo automático, cada veinte minutos.
El origen de tan radical medida médica es el poco caso que le hice al galeno cuando me ordenó que un enfermero me tomara la tensión. No lo hice y me ha castigado.
Hoy a las doce del medio día ha terminado el suplicio. El médico -ya nos tuteamos y nos hacemos gracietas- me ha sacado el cilicio.
-Vete, te llamaré en un rato. Voy a estudiar ésto -en clara referencia al registro de mi tensión
Con la paella en la mesa suena el móvil: es él. Transcribo conversación:
Médico: Analizado que ha sido el informe de la tensión arterial durante 24 horas, he comprobado que no tienes desviaciones importantes...durante la vigilia
Yo: ¡Bien! -exclamo con precipitación
Médico: Pero otra cosa es el comportamiento durante el sueño. No se comporta como debería. -balbuceos, murmullos...
Yo: ¿Eso qué quiere decir?
Médico:- más rodeos, más murmullos...- Por sí sólo poco, pero unido al colesterol y el tabaquismo...
Yo: Dime
Médico: Estás en situación de riesgo.
Yo: Al grano
Médico: En diez años infarto mortal o cerebral
Yo: ¡Coño!
Médico: -silencio-
Yo: Bueno, ¿qué puedo hacer?
Médico: Tú ya los sabes: toma pastillas, deja el tabaco, haz ejercicio, pierde algo de peso, y controla las comidas.
Yo: Y ya no me preocupo por la pensión, ¿no?
Médico: En un par de meses nos vemos.
Yo: Gracias -aún no sé por qué le he dado las gracias-. Nos vemos.
Amigo Jota, ahora me queda investigar el historial del médico en cuestión para saber el crédito que he de darle.
Sin más, de momento, un abrazo de tu amigo Goran.
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una vez que das el paso y entras en la consulta del médico tu vida cambia radicalmente
ResponderEliminarun abrazo
No me preocupan los cambios, me asustan los malos cambios. Gracias por tu visita.
EliminarUn abrazo
Pobre Goran..
ResponderEliminarLos médicos nunca decimos nada porque nos gusta el misterio y la tensión, como a ZP.
Goran debe darle las gracias por haberle dicho del mal que va a morir, porque eso de morirse sin saber de qué debe ser muy, pero que muy triste..
;)
Vaya, va a resultar que los médicos sois como escritores de novelas negras...
EliminarCreo que todos mueren de los mismo, de un corazón en paro.
Un abrazo
Me encanta esta historia. Estoy con médicos y salubristas la mayor parte de mi tiempo. ¡A eso me dedico! Hay tanto drama, tantas emociones involucradas en los diagnósticos, que las cápsulas y el teatro se deshacen con las fórmulas y los equipos. Algo de ciencia ficción tiene el asunto.
ResponderEliminar¡Un abrazo!
F.
salubristas...que bonita palabra.
EliminarEs la vida, Mista, la que tiene un poco de ciencia y un mucho de ficción.
Gracias por tu visita, un abrazo
Trsapasar la puerta y sentarte frente a un médico, abre tu vida a atra dimensión.
ResponderEliminarNormalmente no dicen nada claro, si no que todo está encriptado, encapsulado en una serie de códigos que sólo ellos entienden -o dicen entender...-, y que te dejan indefenso ante un tablero de juego del cual no conoces la s reglas y que te lleva de lado a lado, de consulta en consulta, de prueba en prueba en un martirio kafkiano de estos sádicos con bata blanca.
A ver , Natalia, que así en general no son mala gente. El que atiende a Goran es pelín directo, eso sí. Pero mira, no hay mal que por bien ni venga y Goran ha rescatado los planes de pensión.¡Total, pa´qué!
EliminarEso de no poder disfrutar de algún que otro pequeño vicio y que te tengas que quitarte hasta de comer lo que te gusta no es nada justo. Besos.
ResponderEliminarPor eso me entusiasma tu blog -en días gastronómicos- Cris, por lo sano que pones los platos.
Eliminarbesos
pero ¿qué tipo de sueños tiene G. que le hace subir la tensión arterial, aumentar el colesterol (por las grasas y el exceso de calorías)?
ResponderEliminarcomo lees tampoco soy médico/a como los dos comentaristas anteriores, por tanto, seguro que el colesterol aumenta por otras causas :)
un saludo
Cierto Esilleviana, hay que investigar los sueños de Goran. Por lo malito que se pone deben de ser un festival de buena vida.
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